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ESPERAS (CAP. 15)

Vuelvo a tener una resistencia fuerte, llevaba toda la semana esperando mi clase del miércoles de Yoga Orgánico, porque además no tenía trabajo a esa hora que no siempre es así, y la saboteé. Es cierto que podía haber luchado contra mi resistencia pero quería verle la cara y la dejé ser ¿y que encontré? crueldad hacia mí misma, venganza hacia mí misma, hacia mi alma, una parte que habitaba en mi sombra es como si dijese: «Tú me has hecho creer cosas buenas que nunca han llegado, me has hecho esperar para nada, pues ahora que esperas algo no lo vas a tener…»

El alma no contempla la espera, así que el plan del alma no es impaciente, pero tampoco nos quiere fastidiar, eso sí, siempre está en sincronía con nuestras heridas inconscientes; como he comentado en más de una ocasión, nuestra espiritualidad puede estar teñida por nuestro dolor interno y así era, de nuevo, en esta ocasión, en mi inconsciente había memorias de dolor por espera; me ha venido un recuerdo de la infancia en el que siempre esperaba que unas amigas, que dejaban de hablarme cuando les daba la gana una y otra vez, volviesen a ser mis amigas, y había mucho dolor en esa espera, lo he visto con claridad y lo he integrado; las esperas de las que culpaba a mi alma realmente eran la repetición de este patrón no resuelto, aunque paradójicamente estoy convencida de que el plan de mi alma tenía previsto que esto sucediese para poder entenderlo, además de que en el proceso de transmutación (de ideas, de emociones y de energía) y de transformación (de ADN), las paradojas están a la orden del día y aunque a la mente racional le cueste digerirlas, al final son sostenibles desde nuestra mente superior.

Cuando inicias el camino consciente eres como un niño y al principio sientes que todo va a ser de color de rosa, luego te das cuenta que no es así y que la vida tiene de todo, alegría pero también dolor, y lo aceptas, pero si sigues profundizando puede llegar un momento, en el que te enfrentas a las heridas más incrustadas, en el que liberas mucho sufrimiento y hay poco placer, aunque haya una fe que vive en tí si abres tu corazón y confías, que como te digo te sostiene. En cada etapa del crecimiento personal y el autoconocimiento, esperamos que algo cambie para bien, que algo mejore, que algo bueno para nosotros se manifieste y muchas veces nuestros deseos no se ven cumplidos; como te decía el alma opera de un modo distinto al de nuestra parte más humana, que es la que espera a que algo mejore, y cuando no es así la impaciencia y la frustración pueden apoderarse de nosotros creando ese poso en la sombra lleno de resentimiento por sentir que lleva mil años esperando y que nada bueno nos sucede, que ningún éxito se manifiesta, pero es que el éxito para el alma es algo muy distinto a lo que desde lo humano, y más hoy día, consideramos como éxito. El alma siente que tenemos éxito cuando en lugar de vivir a la defensiva, somos proactivos y utilizamos esa energía para transformarnos; el alma considera éxito ser conscientes de que el objetivo de las relaciones, y no solo de pareja, no es hacernos felices sino hacernos conscientes de quienes somos y de lo que llevamos dentro, aunque paradójicamente, hacerlo nos lleve finalmente a multiplicar nuestra felicidad en nuestras relaciones.

No es una Era fácil, la transformación personal a la que nos enfrentamos no lo es, pero como digo siempre para nuestros abuelos y nuestros ancestros aún lo fue menos en tiempos de guerra, y tampoco lo es para los países que aún siguen en guerra o para nuestros niños y jóvenes al elegir venir a un mundo que se cae a pedazos y que necesita un renacimiento, sin saber si lo vamos a lograr o no. Todos estamos en el mismo barco y sentirnos víctimas es parte del proceso de transformación, pero verle la cara a esa parte de nosotros que se siente víctima y que habita en la sombra también lo es para poder desmontarla, porque la vida se hace muy incómoda de su mano; así que abrazo el dolor de la mía por la espera y la traigo a este ahora presente que es el único que existe realmente, un ahora donde el cúmulo emocional ya no tiene cabida, un ahora donde el único sentido es vivir aquí, en este momento, en este instante, con todo lo que hay, sin expectativas, sin interpretaciones basadas en el pasado, sin suposiciones… sin esperas…

Foto de Engin Akyurt en Pexels

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