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VIRGINIA WOOLF (CAP. 19)

Generalmente buscamos el amor fuera de nosotros, aunque cada vez más personas nos adentramos para hallarlo en nuestro corazón. Estas emotivas palabras, las últimas de Virginia Woolf a su marido Leonard Woolf antes de lanzarse al río con los bolsillos llenos de piedras, muestran que aunque nadie pueda salvarte, ni siquiera tu mismo, puedes tener el corazón lleno de amor cuando eres Amor a pesar de tus circunstancias.

La vida de Virginia fue extremadamente dura. Muertes prematuras en su adolescencia, abandono, enfermedades mortales familiares en su juventud, depresión, bipolaridad, bisexualidad tan incomprendida y más en aquella época donde ser mujer ya era difícil, unido a una sensibilidad desbordante, no tuvo que ser sencillo sin duda alguna.

«Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices, hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir que todo el mundo lo sabe. Si alguien podría haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas puedan haber sido más felices de lo que hemos sido tú y yo.»

Para ti mi homenaje en el Día Internacional de la Poesía amada Virginia.

Foto de KoolShooters en Pexels
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