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HONRANDO MIS RAÍCES (CAP. 7)

Sentía que tenía pendiente algo que quería decir desde hace mucho tiempo, pero como tantas veces esperaba el momento preciso, así que hoy lo hago de la mano del maestro, que mejor…

José María Doria ha emprendido otro viaje después del reto de 144 días, hemos iniciado un camino consciente de 1001 días con él. Esta ha sido su propuesta de hoy: «La cultura en torno a la conciencia sistémica suele hacer una afirmación paradójica: ‘sin raíces no hay alas’. El caso es que esta verdad señala que cuanto mejor atendamos nuestro enraizamiento familiar, social y espiritual, mejor emprenderemos el vuelo hacia nuevas posibilidades creativas. De hecho, en estos tiempos de cambio y exilio, tanto de trabajos, como de barrios, amistades y países, cobra especial relevancia el mundo de esas raíces que nos nutren silenciosas. De esta comprensión nace la conveniencia de reconocer a nuestros padres y antepasados que, por alejados que parezcan encontrarse, sabemos que gravitan en nuestro destino. Lo cierto es que, en momentos claves, algo en nosotros sabe que, más allá del tiempo y el yo, se mueve un campo de energía o ‘impulso de vida’ que sacude nuestra existencia y merece nuestra íntima reverencia. ¿Como manifiestas la honra a tus raíces más profundas?» https://escuelatranspersonal.com/conoce-la-edte/

«Con el reconocimiento al cariño con el que mi bisabuelo paterno enseñaba de forma altruista a todo aquel que quisiese aprender a leer y escribir, al amor a reparar las cosas de mi abuelo materno que era zapatero, al coraje de mi abuela materna que se tiraba de los trenes en marcha para dar de comer a sus tres hijos cuando se quedó viuda en la guerra civil, a la pasión creativa de mi abuela paterna que hacía obras de arte de ganchillo incluso ciega a los 96 años, a la paciencia infinita de mi abuelo paterno que tenía el mejor huerto del mundo por su atención y dedicación, al disfrute de mi padre por el trabajo honesto y bien hecho, al perfeccionismo por un lado y al deseo de mi madre de que todo el mundo sea feliz. Por todo ello y por todos los que hubieron antes aunque no sepa su historia, honro a mi familia y les doy gracias eternas.»

Profundamente enraizada, honrada y agradecida.

Y que palabras más bonitas de una compañera de camino: «Si alguna vez desvío mi mirada del regalo de la vida que de ellos me fue otorgado, lo recojo otra vez, hago de este presente mi presente y los miro con los ojos del corazón, con inmensa gratitud.» Eva María León Saorín

Foto de Valeriia Miller en Pexels

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