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DÍA 1/10/2020

Hoy rescato algo que me dice Facebook que escribí hace 8 años. Lo leo y ni me reconozco, sigo escribiendo, eso es verdad, pero ya no escribo así y me entristece … aunque si lo pienso, estoy mucho más en paz que entonces y ya no hay lucha, y eso es maravilloso.

«Terrenos áridos, por sembrar, por cosechar. Tierras fértiles dejadas al olvido de cualquier fruto.
Pensamientos vacíos, tal vez llenos, pero de obsesiones de una mente torturada por recuerdos inconscientes que no dejan cabida a la serenidad.
Silencio … calma que despierta una luz que destellea un tenue brillo.
Escucha … confianza en que lo sentido, aunque se acerque, no es locura.
Locura que confirma que la escucha fue, es y será verdad … una verdad que es valida para su propia esencia.
Sangre derramada en cada paso del camino, teñida por el rojo de la pasión del que quiere ver un horizonte nuevo.
Nubes negras, tormenta brutal que apedrea cada latido de un corazón desesperado por la falta de alimento, de un corazón hambriento que ama danzar bajo la lluvia.
Sonrisas que aparecen y crean espacios infinitos de claridad.
Abrazo propio, pérdida del miedo porque hay mucho por ganar en la contienda.
Brisa que acaricia el rostro de la inocencia que asoma llenándolo todo de esperanza.
Vaivenes, remolinos, huracanes, tornados que arrasan un interior creando nuevas formas.
Canto a la vida, debilidad enmascarada de fuerza y coraje por las inmensas ganas de salir adelante.
Encuentro con el alma y con la dicha.
Caer que se levanta a cada giro del destino con la ropa hecha jirones, y que dejan al desnudo un ser tan pequeño y tan grande como cada uno de nosotros.
Templanza … lucha ciega por la absoluta creencia en el amor …
Amor … bello sentimiento, tan extenso como simple, tan vivo como su contemplación … Amor … humanidad hecha palabra …
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