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DÍA 16

Gloria le dijo que sí a Mihai de lo del trueque, estaba deseando volver a verlo, sentía un poco de miedo pero tenía claro que no iba a pasar nada, aún así se sentía algo culpable, no le parecía del todo bien, de algún modo estaban jugando con fuego, aunque al final y como siempre le hizo caso a su corazón.

Ese día también me contó que estuvo hablando con un amigo del grupo de estudio que tenía. Gloria se reunía semanalmente con Martín y otros amigos en un parque para hacer reuniones de crecimiento personal y reflexión.
Parque Toledo de Estudio y Reflexión, es uno de los muchos parques repartidos por el mundo ideados por Silo, su paso por el mundo ha dejado huella sin duda. Silo es el fundador del movimiento Humanista, tachado injustamente de movimiento sectario, te aseguro que llevo años yendo al parque y allí todo el mundo es absolutamente libre, además de que no se tiene en cuenta la etnia, ni la religión que pueda profesar cualquier persona que quiera ir. En los parques no hay que pagar nada, ni siquiera una cuota, allí quien quiere aportar lo hace a voluntad.
Silo tiene una estructura de trabajo y unos valores que podrían denominarse doctrina, pero como dice el diccionario en uno de sus significados, una doctrina es una materia que se enseña, simplemente eso.
Silo escribió muchas cosas, pero yo me quedo con una que me llegó al alma: «Tu profundiza en ti, yo profundizaré en mi y allí nos encontraremos». Este principio para mi denota libertad, respeto, tolerancia y humildad.
Es curioso pero por la zona del parque hubo un mini huracán y alrededor de las limitaciones pude ver muchísimos árboles caídos, sin embargo, excepto una lona, todo en el parque se mantuvo intacto, no creo que sea una casualidad, allí hay una vibración alta, la gente que va al parque tiene muy buenas intenciones y esa buena onda está impregnada en cada rincón, la respiras nada más entrar. Estoy convencida además de que la vibración de los parques estratégicamente distribuidos por todo el planeta son una de las cosas que lo sostiene.
Si vas a Parque Toledo siempre vas a encontrar agua, leche, café, azúcar, aceite, vinagre y sal en una gran cocina, además de una biblioteca con los libros de Silo y muchas salas para estudiar, todo rodeado de naturaleza. Me encantan además las comidas de las estacionales que se celebran, hacemos largas mesas donde cada uno lleva su comida, pero al final tenemos un variopinto y rico buffet para todos, porque al parque van personas de distintos lugares y culturas del mundo. Los cuidadores se van turnando, y los que lo limpian también, allí nadie cobra y sin embargo todo el mundo está deseando ir. Es un parque que construyeron muchos de mis amigos y conocidos, y les gusta cuidar su casa. Habilitaron habitaciones y quien quiera puede ir a estudiar por un precio muy módico, está genial todo la verdad, se respira una paz increíble. Y es curioso, allí nadie manda, nadie dice a nadie lo que tiene que hacer, pero si nos juntamos muchos todos hacemos algo y todo está en orden como en la madre naturaleza, fluye la armonía.

Fotografía de Olga Jiménez García

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