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LAS HERIDAS DEL ALMA (CAP. 23)

Echar de menos es ser consciente de la ausencia, a veces echamos de menos aún teniendo a la otra persona enfrente, es esa soledad en compañía.

Sentirnos rechazados es notar que la otra persona no acepta como somos.

El abandono supone que al otro no le importa como tú puedas sentirte aunque esté a tu lado.

La traición se basa en un recibir que se transforma en pérdida.

La humillación se siente a través del desprecio de lo que uno es, o lo que uno regala, o lo que uno se da.

Y lo injusto se percibe cuando nada es suficiente porque la exigencia y el desequilibrio están presentes en la relación.

Las heridas del alma tienen que ver con un otro porque se generan en la infancia y en la adolescencia, que son las etapas en las que la vulnerabilidad está más álgida, y se convierten en proyecciones cuando se fijan en nosotros porque no se han sanado, pudiendo acompañarnos a lo largo de la vida debido a que nuestra percepción está teñida.

El trabajo interno es un viaje en el que te haces absolutamente consciente de que no estás solo cuando alcanzas tu profundidad máxima; es un viaje en el que te aceptas tal cual eres porque comprendes tu naturaleza y porqué llegaste hasta donde estás ahora, y a ti sí te importa como te sientes y ese sentir es tu brújula; un viaje en el que pasar el duelo de tus pérdidas se transforma en encuentros contigo mismo; un viaje donde el desprecio hacia ti mismo se convierte en amor y la paz interior es la cima de tu travesía.

Foto de Nina Uhlikova en Pexels

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