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LA MIRADA DE UN NIÑO… (CAP. 27)

Cuanto me aportas querida amiga, cuanto aprendo de ti y de tus niños.
Que con 7 años, tu alumna te diga: «Profe, el vestido que llevas hoy es muy bonito, pero aunque algún día lleves otra ropa menos bonita, tu eres bonita en ti misma», me deja maravillada. Cuanta sabiduría en sus palabras… Que bella su mirada…

Sin duda la belleza, como tu bien me has dicho, está realmente en lo que uno transmite, en la sonrisa, en la mirada y en lo que uno da al otro, su escucha, su amabilidad, su cariño…
También como tan sabiamente me dijiste un día: «Todo el mundo tiene su público», y es que es verdad. Que afortunados tus niños y todos los que tenemos la suerte de conocerte.

Estoy totalmente convencida de que no hay nada más bello que ser lo que uno es realmente, con su naturaleza y su esencia de la mano, unidas en el corazón que todo lo sabe y que es el mejor director de la orquesta que cada uno de nosotros somos, esa nota orquestal, que vibra perfecta y en sintonía junto al resto de notas en esa Sinfonía que conformamos entre todos, ese latido que nos distingue y a la vez nos une al compás del Universo.

Rescato un bello escrito de George Leonard:
«En el corazón de cada uno de nosotros, dejando de lado nuestras imperfecciones, existe un pulso silencioso de ritmo perfecto, un complejo de ondas y resonancias de naturaleza absolutamente individual y única que, sin embargo, nos conecta con todo el universo. El acto de entrar en contacto con este pulso puede transformar nuestra experiencia personal y de alguna manera alterar el mundo que nos rodea.»

Fotografía de Jessica Lewis en Pexels
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