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LIBERACIÓN CORPORAL (CAP. 20)

Hoy ha sido uno de esos días de mucho estrés, sobre todo emocional, y en la clase de ‘El punto de vista del Cuerpo’ con Ivet se ha hecho evidente como mi estado anímico había afectado a mi cuerpo.

Hemos trabajado con los líquidos del cuerpo y en dos de los ejercicios en los que teníamos que movilizar el agua corporal he sentido como mi temperatura ha subido muchísimo, sentía como me quemaba y es que ese era mi estado hoy, incluso se me ha quemado la comida este mediodía. Lo maravilloso y placentero es que Ivet nos ha hecho visualizar después una ducha con la temperatura adecuada para cada uno y he visualizado agua muy fría y he sentido como se templaba y armonizaba mi cuerpo.

Me voy a vivir lejos y mis hijos en principio no se vienen, esto me causa un gran dolor, pero esta madrugada era demasiado intenso y me lo he dejado sentir preguntando cuál era la raíz de tanto sufrimiento; el dolor no era solo mío, mi abuela también tuvo que dejar a sus hijos para irse a trabajar muy lejos y estuvo fuera durante tres años, creo que no hace falta decir más. Además de mi propio estrés por las circunstancias de este momento, está experiencia de canalización transgeneracional ha dejado posos en mi cuerpo, estoy convencida de ello.

Me voy sin concretar el trabajo, pero tengo que intentarlo, no puedo seguir así; también sin casa propia, aunque se que soy muy bien recibida en casa de mi hermano y mi cuñada; y es curioso pero haciendo una práctica con las piernas y el agua, he sentido un torrente muy rápido en mi pierna derecha, que es la asociada a caminar en el momento presente, ese torrente tan fuerte y rápido me causaba impaciencia, podía sentirla, pero se que realmente la impaciencia estaba ahí y que el ejercicio simplemente la ha hecho evidente, como también ha hecho evidente un bloqueo en mi tercer chakra, el chakra del poder, al trabajar con el agua y los huesos, que son nuestra parte más profunda, y que justo es con el que he conectado con mi transgeneracional está madrugada, lo cual me hace ser consciente de que esa información inconsciente ya venía conmigo al nacer; curiosamente mi otra abuela también se fue de casa lejos a buscar trabajo y tuvo que vivir en casa de su hermano durante un tiempo hasta que pudo independizarse.

Como siempre agradecida por las revelaciones que se manifiestan en cada una de las clases, que aunque no hago todas por este tiempo de cambio, siento que me ayudan a atravesar justo los momentos más límite en mi cuerpo soltando lo que podría dañarlo porque siempre son liberadoras, hoy después de la clase me he sentido volar… maravilloso Ivet.

Fotografía de Cris Martín

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