¿LE CANTAS A LA VIDA? (CAP. 8)

Hoy entiendo más que nunca la importancia de llorar al nacer, la voz es la expresión viva de quien somos y de cada uno de nuestros momentos, y el viaje del nacimiento nos haría colapsar de no ser llorado, llorar equilibra nuestro sistema nervioso y la expresión en cada etapa del camino es fundamental.

La voz es cuerpo, es pensamiento, es emoción, es corazón y alma. La voz es energía en movimiento, es nuestra fuerza o nuestra falta de ella. La voz es profundidad o lejanía de nosotros mismos.

¿Le cantas a la vida o te silencias? La voz es mucho más que un sonido producido por nuestras cuerdas vocales; las cuerdas son el instrumento que somos, la voz es nuestra melodía en el mundo donde todos somos parte de una mágica sinfonía.

Ella refleja nuestra historia, ella lo contiene todo. Lo que callas, lo que silencias grita dentro de ti y solo tú puedes afinarte.

Cuántos silencios no dichos, cuántos dichos desde un lugar desafinado… Cuánto de nosotros escondido en un silencio que envuelve verdades que ni siquiera vimos. Cuánto deseo de expresar todo aquello que es callado. Cuantas voces impuestas… Cuántas voces que intentan protegernos del dolor pero que nos alejan de la libertad y de nuestra voz genuina. Cuántas voces que si son escuchadas pueden ser liberadas.

Callar la locura de la mente, ese sinfín de pensamientos automáticos; callar la locura emocional, ese torbellino de sentires sin sentido; atravesar y silenciar la locura corporal, todos esos miedos y sensaciones incrustados por los traumas que nos condicionan… Ahora le toca a mi voz que clama ser libre dentro y fuera, que necesitaba enfoque consciente en sí misma, en su vibración, para sanar, una vuelta de tuerca más para ser auténtica.

Si la mente es nuestra gran traductora, si las emociones son el puente entre lo interno y lo externo, si el cuerpo es el vehículo que contiene el alma y que todo lo sabe, la voz es la gran mensajera de todo aquello que vamos siendo a cada paso, ella contiene nuestra verdad en cada nota.

Hoy que escucho mi voz más alto y claro que nunca, le pregunto: ¿Qué quieres decirme? Un silencio que habla sin palabras hoy, es la voz de mi voz resonando en todo mi ser.

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