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NUNCA ES TARDE (CAP. 15)

Recuerdo mis inicios en el yoga como si fuese ayer, y han pasado casi 26 años.

Nunca es tarde, aunque casi se hace tarde, para darme cuenta de que en ese despertar que tuve entonces nada era lo que yo creí que era, tan solo una película que se montó mi ego, un ego que todos tenemos inevitablemente al ser seres individuales, basada en mis condicionamientos generados por mis heridas infantiles y adolescentes.

El yoga, la meditación más concretamente, simplemente abrió una puerta a una mayor consciencia, todo lo demás, las expectativas que me creé fueron simplemente una construcción de mi ego basado en esos condicionamientos, nunca hubo propósito, ni misión, nunca hubo nada.

¿Qué sí había un plan prenatal del alma? Eso sí lo creo, aunque todavía no sé cómo encaja en todo esto.

¿Qué en ese plan prenatal se contemplaba que podría pasar lo que he vivido y de hecho ese era el plan más evolutivo? Puede ser, creo en las paradojas. Lo pongo en palabras: El plan del alma era llegar a ser consciente de que no hay plan.

No lo veo muy claro ahora jeje ¿Qué sentido tenía entonces esa apertura de consciencia? ¿Ver con más profundidad el inconsciente para sanar y ser más libre? Entiendo.

¿Y porque todo este peliculón? ¿Necesidad de conexión con el amor propio, la autovaloración, el reconocimiento y el merecimiento? Tiene sentido.

¿Y ahora qué? Jeje ¿Qué ahora tengo un camino en blanco por delante? Yo más bien me siento más perdida que nunca jaja, pero en paz, eso sí; por cierto ¿quién eres y como pretendes que te crea?

Silencio… y más silencio…

Gracias alma, te pillo, se que eres infinitamente más grande que yo en lo humano. Gracias por dejarme Ser libremente todos estos años, gracias por respetar mis caídas y mis tropiezos, también mis elecciones… Gracias por permitirme crecer sin juicio. Gracias por este viaje tan alucinante por la luz y la sombra.

Foto de Element5 Digital en Pexels

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