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CERTEZAS DEL ALMA (CAP. 19)

No somos elegidos, aunque sí elegimos en el plan del alma atravesar un camino más consciente y más conectado al alma y al corazón, realmente era la única forma de poder sanar y liberar condicionamientos forjados en la infancia y la adolescencia y al tiempo poder limpiar nuestro transgeneracional, incluso otras vidas, para que las generaciones futuras puedan ser más libres y que el planeta pueda dar un salto evolutivo importante.

No somos elegidos, simplemente nos abrimos a una mayor consciencia. A nuestros ancestros les tocaron experiencias muy duras y ellos hicieron su parte; cada generación va haciendo la suya en este camino evolutivo del ser humano.

Digo que no somos elegidos porque lo oigo muchas veces, pero todos somos parte de un alma única donde nadie es más ni menos que nadie; todos somos gotitas del mismo océano. Simplemente algunos nos estamos dando cuenta de que también somos ola y océano, y podemos intentar surfear.

Si te suceden cosas terribles de niño, te traumatizas, sobre todo en una época donde no había consciencia de la importancia de ponerle voz a los sucesos. El trauma se congela, porque el niño no puede gestionarlo; su sistema nervioso lo registra en la memoria hasta que de adulto pueda ser capaz de liberarlo y sanarlo, creando un nuevo registro. Lo que ocurre suele ser que no somos conscientes y nos pasamos la vida retraumatizando las heridas y culpando a los demás de lo que nos sucede, proyectando en ellos nuestro dolor y nuestros condicionamientos.

Como te comenté en un capítulo anterior, un niño traumatizado desde muy pequeño vive en alerta constante. El sistema nervioso, al congelar el trauma somáticamente, en el cuerpo, desactiva la parte activa del sistema, pero en la edad adulta se vuelve a activar cada vez que algo detona ese trauma congelado.

Puedes meditar, hacer mindfulness y estar en parasimpático o relajación en muchos momentos, pero es importante ir al sistema nervioso para poder descongelar todo lo que hay y dejar de vivir en alerta constante. Aunque vivas relajado en muchos momentos, si no lo observas, la alerta sigue latente. Esto significa que sigue vibrando en ti, y la vibración es atracción. Así que si no descongelas, posiblemente seguirás atrayendo más y más de lo mismo sin entender nada, lo cual lleva a tu sistema nervioso a la sobrecarga, una especie de cortocircuito.

¿Qué sucede cuando hay un despertar de consciencia? En mi caso conecté con la frecuencia de amor que habita en el corazón, a través del yoga, la meditación y la creatividad unidos. Sucede que puedes ver, observar, liberar y sanar todo lo que tu subconsciente guardaba, pero también puede suceder que, al abrir la caja del inconsciente, accedas al supraconsciente y te conectes con tu alma, iniciando así un camino de esa sanación más profunda donde no solo puedes sanarte tú, sino ir más allá, como he comentado. Lo bueno de la apertura es que el proceso de la mano del alma puede tener esa profundidad, el riesgo de esa apertura es que la mente se puede agarrar a ese sentirse “elegido”, y eso está contemplado en el corazón que pueda suceder, pero te puede llevar a una mayor retraumatización, pasar del niño que se sintió víctima de los adultos al alma despierta que se siente víctima de Dios. Esto no es más que una nueva retraumatización de la primera herida.

El sistema nervioso se sobrecarga cuando lo que considera certezas no son cumplidas. Si de niño todo lo que necesita para sobrevivir, incluyendo la escucha, la atención y el afecto, así como la consolidación de la confianza en sí mismo para ser un adulto autónomo, no se desarrolla en condiciones óptimas, el sistema nervioso se readapta de la mejor manera posible para poder sobrevivir.

Cuando un niño vive traumatizado no cuenta con certezas externas y, si de adulto experimenta un despertar espiritual, surge de forma natural la búsqueda de certezas internas. Estas certezas cumplen al principio una función de sostén, ofrecen una base interna que permite avanzar en el camino. Sin embargo, cuando estas certezas no se cumplen de forma sostenida en el tiempo, porque además muchas veces son ilusorias porque están mezcladas con nuestras heridas, se desestabiliza la seguridad interna que se estaba construyendo, y el sistema nervioso vuelve a sobrecargarse al no poder integrar la experiencia con aquello que daba sensación de estabilidad.

El sistema nervioso tiene un registro real de las certezas porque son verdaderas en el plano del alma; ahí estaban previstas, al igual que todas las certezas esenciales referidas como ser humano. Dichas certezas no son un error, sino un puente de sanación que nos conduce a la libertad de Ser si lo atravesamos.

Cuando te haces consciente de ello, ya puedes sostenerte a ti mismo, ya puedes sostener al niño y sanar la primera herida, pero también tienes que sanar el camino de ese despertar. Esas certezas no cumplidas han causado otras heridas que también deben ser sanadas a su vez. Es entonces cuando puedes alcanzar esa libertad de Ser, sin condicionamientos, ni del pasado, ni de ese constructo egoico  de ser un elegido de nada ni de nadie.

Como comenté una vez, en el plano mental no se puede resolver la integración del subconsciente y el supraconsciente, es en el sistema nervioso donde puede darse la coherencia interna que el corazón contempla. El corazón lo sabe todo, incluso las heridas que viajan con el alma. El corazón es nuestro caliz sagrado, la mente es como un ordenador que todo lo procesa y el sistema nervioso es la memoria del disco duro que todo lo registra.

Todo lo que comparto en este capítulo  está basado en mi propia experiencia de vida, en mis procesos de sanación y despertar, así como en la observación consciente de mi sistema nervioso en las clases de Yoga Orgánico de Tere Puig. Además, me apoyo en la neurofisiología y en los estudios de Stephen Porges, cuya Teoría Polivagal explica la regulación y respuesta del sistema nervioso ante el trauma, y de Peter Levine, quien describe cómo se congela y puede liberarse la memoria corporal del trauma. Esta combinación de experiencia personal y conocimiento científico me permite dar voz a lo que ocurre en nuestro interior cuando se atraviesan heridas profundas y se busca la libertad de Ser.

Foto de Engin Akyurt en Pexels

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