Y con el paso de los años uno se da cuenta que hay conexiones increíbles que solo duran un instante pero que te llenan de eternidad.
Y con el paso del tiempo uno ve que forzar que esas conexiones perduren, porque fueron mágicas, solo puede llevarnos a arruinarlas, porque el tiempo de magia duraba solo ese instante vivido.
Es difícil renunciar a algo que te llena el alma, pero el alma sabe y nos dirige hacia todos aquellos momentos, situaciones y personas que pueden ayudarnos a ser más libres de nosotros mismos y a estar más presentes. Un simple instante vivido desde la profundidad del alma puede sanar una herida.
Rescato aquella noche en medio del mar, bajo aquella luna, en la que dejé de sentirme invisible.
Rescato las miradas cómplices e ilusionadas de aquellos días, porque aunque pareciese que era demasiado tarde porque no nos volveríamos a ver, fueron esperanza para mí corazón.
Rescato aquella noche con los pies en la arena en la que me besabas la frente después de bailar una bachata, mi corazón pudo ver que ternura y pasión podían ir de la mano, aunque fuese la única noche.
Rescato aquel día que me atreví a verte porque gracias a ese momento pude sentir que quién soy por dentro es lo más importante.
Rescato y me quedo con todo lo que fue creado desde la verdad del corazón, antes de que la mente lo nublase todo.
Y con el paso de los días, con el paso de la vida, aprendes a dar valor a cada ahora, viviéndolo con el suficiente coraje de abrazarlo y la suficiente valentía de soltarlo cuando llega su final, preservando así toda su esencia.
El perfume de la vida puede parecer efímero, pero permanece impregnado en la piel eternamente.
Fotografía de Olga Jiménez García
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral