Hoy he descubierto una emoción importante en el cuerpo, me sentía inválida. Estoy segura de que esa creencia corporal instalada frenaba mi avance, si me siento inválida no puedo caminar por mi misma, no puedo avanzar.
Como síntomas, una línea que me quema desde el pubis (mi lugar en la vida), atravesando el estómago (no digiero lo que vivo), el pecho (el dolor viene de personas amadas) y la garganta (no entiendo).
Lo he empezado a disolver y primero he visto la imagen de un profesor, yo tenía 10 años, primero se enfadó porque no fui a una excursión al teatro, nos amenazó a todos los que no fuimos con suspendernos si no leíamos el libro; luego se enfadó porque mi madre puso una queja, yo no había ido porque estaba mala, lo recuerdo como si fuese ahora mismo, no dijo mi nombre en clase pero fue muy despectivo y me sentí humillada al decir que era una mimada.
Luego he visto otra imagen, mi cara de 6 años con los cinco dedos marcados por una bofetada, una profesora me pegó; mi sentir: no se porqué, no lo entiendo, todo lo hago mal, no sirvo.
Resultado: soy inválida y si me quejo también, no puedo avanzar ni con ayuda. Disolviendo…
He integrado mucho miedo en el ejercicio hasta que he sentido alegría. Dani, mi amigo y coach, me ha ayudado altruistamente a ir soltando todo el dolor hasta llegar a la alegría y también a transformar la invalidez en confianza, había mucha desconfianza en mi cuerpo, también mucha rigidez. Ha sido un ejercicio tan intenso como necesario, y he pasado por la tristeza y por el odio en el viaje por mi cuerpo. Gracias Dani.
Y gracias Shivani, como le dije ayer a Edu, un compañero, si hubiese conocido antes la Integración Emocional http://integracionemocional.com y Atma Bhujam, me hubiese evitado mucho sufrimiento desordenado.
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral