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LA CARICIA (CAP. 17)

La caricia… Tere no tengo palabras…

Al inicio de la sesión me preguntaste que parte de mí demandaba caricias; excepto las que me hace mi hija cuando me coge la cara, la verdad es que no recuerdo que me hayan acariciado en ninguna parte, bueno sí, una persona me acarició el brazo una noche y eso hizo que me apegase a él a pesar de sus desprecios, que peligrosas son las carencias muchas veces.

Gracias por ayudarme a ver qué mi necesidad de caricias escondía una profunda necesidad de descanso, un descanso que he podido sentir corporalmente que yo misma me puedo dar, sin olvidar las caricias que me da la propia vida, las que me regala cada día el aire al caminar… Y por supuesto que quiero caricias, pero ya no desde la necesidad sino desde el compartir.

Gracias también, porque ser consciente de todo esto me ha ayudado a observar y contemplar otros apegos puntuales que ya no tenían cabida, porque ya había soltado, pero que a pesar de la falta de contacto me vinculaban sin sentido aparente.

Otro pasito más…

Foto de Anna Shvets en Pexels

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