Skip links

DÍA 4/10/2020

Hoy una chica del grupo de metafísica ha compartido un texto tan maravilloso como desgarrador de Alejandra Pizarnik:

«Estuve pensando que nadie me piensa. Que estoy absolutamente sola. Que nadie, nadie siente mi rostro dentro de sí ni mi nombre correr por su sangre. Nadie actúa invocándome, nadie construye su vida incluyéndome. He pensado tanto en estas cosas. He pensado que puedo morir en cualquier instante y nadie amenazará a la muerte, nadie la injuriará por haberme arrastrado, nadie velará por mi nombre. He pensado en la soledad absoluta, en mi destierro de toda conciencia que no sea la mía. He pensado que estoy sola y que me sustento sólo en mí para sobrellevar mi vida y mi muerte. Pensar que ningún ser me necesita, que ninguno me requiere para completar su vida».

Si este texto lo hubiese leído hace un tiempo me hubiese dolido en el alma, ahora tan solo siento amor ante su belleza. Tocar fondo es vaciar, y ese vacío podemos elegir llenarlo como queramos. Mi amiga Inma me dijo que me sentía vacía, yo al principio lo interpreté como algo negativo, pero me doy cuenta que es desde ese vacío, desde donde podemos comenzar de cero y reescribir nuestra historia.

Tristemente Alejandra se suicidó a los 36 años. Según Wikipedia su infancia no fue fácil y Cristina Piña habla de dos grandes grietas en su vida, una de ellas me recuerda a mi, y me conecta con mi complejo de inferioridad por mi físico, que curioso, anoche pedí luz para ese tema. Alejandra sufrió una constante comparación con su hermana mayor propiciada por su madre y en la adolescencia tuvo graves problemas de acné y una marcada tendencia a subir de peso. En Biodescodificación el acné nos dice entre otras cosas que tenemos un conflicto de autoestima por nuestro físico. Yo siempre tuve muchos granitos en los brazos, y nadie me comparaba con nadie, pero tal vez yo sí me comparaba con mi madre y a mi madre siempre la he visto perfecta.

De repente siento tristeza al pensar en esto, no me preguntes porqué, pero creo que siempre me sentí menos que ella aunque fuese inconscientemente, y me viene algo a la cabeza, mi padre no era muy afectuoso pero con ella si, tal vez eso me dejó una grieta como dice Cristina: mi madre es guapa y la quiere, si no me quiere es que soy fea, y yo soy menos que mi madre; y de ahí la construcción del complejo de inferioridad y también del ‘no merecimiento’, además de la creencia limítante ‘yo soy fea’. No sé si estoy en lo cierto, son divagaciones mías como siempre, pero me está doliendo el estómago (algo que no digiero) y mi pierna izquierda a la altura de la cadera (energía de no avance del pasado). Y quizás de niña todo era inconsciente, pero es verdad que a día de hoy si me comparo con ella y me siento horrible a su lado, siempre le digo que ella está mejor que yo a sus 71 años.

Compartir

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia web.