«Tu pones paredes, yo las atravieso.
Tu callas, yo sigo adelante, aunque duela tu silencio.
Tu eres hierro, el titanio que me conforma te hace jaque en mi mejor jugada porque pesa menos.
Tu arrastras tus pies, yo camino, vuelo, navego…
Tu nadas entre las olas, yo las remonto en una espiral de vértigo.
Yo patino sobre tí y me deslizo cual bailarina, porque tu capa es de hielo.
Tu eres duro, yo soy fuerte.
Tu eres rama, yo soy junco.
Tu eres insípido, insaboro… yo soy de azúcar y sal como la vida misma.
Tu te disfrazas, yo siempre soy quien soy.
Tu eres conformismo, yo soy coraje.
Tu pones trabas… yo de mi parte.
Tu gritas, yo escucho, beso, abrazo, comprendo…
Tu eres desconfianza, yo empatía.
Tu eres amargura, yo soy alegría.
Mi sonrisa atraviesa tu pecho cada vez que me amenazas… tu cara es apagada, gris, sombría…
Tu eres densidad, yo transparencia.
Tu eres oscuridad, yo soy luz… soy esencia.
Tu eres freno, yo resiliencia.
Soy calma, tu… impaciencia.
Yo soy libertad, tu eres dependencia.
Tu eres duda, inseguridad… yo soy firmeza.
Tu eres deseo, yo todo entrega.
Tu tienes el arte del trovador que hipnotiza tus oídos con su música, que te embelesa… yo soy sabiduría, yo soy guerrera, soy maestra.
Tu eres el Miedo que siempre quiere estar presente… yo soy simplemente Amor… sencillamente.»
Hace diez años de esta Oda, incluso tal vez esté incluida en otro libro de la serie, pero me nace hablar de ella. En cierto momento la releí y vi orgullo en ella, hoy veo un orgullo lleno de amor presente en aquel Ahora; todo puede coexistir al tiempo, los extremos pueden tocarse… la calma del mar y la pasión del océano, la bondad de la luz y el deseo de supervivencia de la sombra, ya no hay juicio, ya nada se confunde, todo se funde en el camino del corazón unido al espíritu y a nuestra naturaleza salvaje y humana.
Amo las sincronicidades y justo ahora mismo acabo de leer la propuesta de José María Doria en el reto de hoy de los 1001 días y no puede ir más al hilo: «Aunque desde el paradigma holístico ‘todos somos todo’ y ‘cada ola es el mar’, nuestra personalidad tiene acentos que la diferencian y determinan. Por ello, hay relaciones con caracteres opuestos que dan lugar a uniones ‘complementarias’ y, por el contrario, otras constituidas entre seres afines que, sin ser iguales, están orientados hacia los mismos valores, aficiones y preferencias. Lo cierto es que, a mayor madurez, mayor también es la cualidad ‘híbrida’ que permite jugar a cada miembro de la relación a las ‘dos bandas’, lo cual les permite bailar con las polaridades dependiendo de la circunstancia. Tu relación más cercana ¿La ves afín o complementaria?»
Incluso en la relación con nosotros mismos podemos ser afines y complementarios al mismo tiempo, porque el Amor puede abrazar al miedo.
Foto de Olga Jiménez García
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral