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TRANSMUTACIÓN (CAP. 7)

Me duele la necesidad de ser perfecta, para que todos me amen y me valoren, aunque haya soltado la necesidad de demostrar que valgo.

Me duele la necesidad de sentir que soy suficiente para hacerme cargo de mi vida, aunque paradójicamente sienta mi alma libre.

Me duele la necesidad de borrar todo lo que pertenece al pasado, aunque haya sanado y liberado gran parte de mis heridas.

Me duele la necesidad de no tener nada pendiente, aunque me sienta más al día conmigo misma y más cómoda en mí que en toda mi vida.

Contemplo las raíces de mis necesidades honestamente, mi niña interior y la niña que inició el proceso de transformación personal forman parte de ellas.

Doy gracias a mi Yo más elevado para que me ayude a poner claridad en todo esto… escucho la palabra aceptación en un susurro.

Acepto que no me siento capaz de quitarme esas necesidades y me perdono; me perdono por ser todavía dependiente en una parte de mí, porque tengo el poder de generar amor para abrazar a esa parte; perdono ser incapaz de sentirme suficiente, porque simplemente Soy; perdono mi necesidad de borrar el pasado obsesivamente, porque siento plenamente este Ahora; perdono mi necesidad de vibrar en el Cero, desde esa obsesión, y no tener nada pendiente, porque vivo intensamente el Hoy.

Me perdono y abrazo mis necesidades sin juicio y con la fe verdadera de que puedo llegar a la paz aún con ellas, porque además de abrazar mis imperfecciones y de no ver ya errores y fracaso en mi camino sino oportunidades de crecimiento, se que esas necesidades me han traído hasta aquí; sin esas necesidades no hubiese investigado en los laberintos de la mente, el corazón y el espíritu, porque además estoy convencida de que ese era el plan de mi alma; tampoco hubiese podido soltar el miedo al futuro que me ancla en un presente sostenido en el Ahora, lo cual es el Cero realmente, aunque incluya heridas pendientes, porque es un Ahora lleno de consciencia y presencia y esa es la clave.

Así que transformo mis afirmaciones transmutando la tristeza que me producen y cambiándolas por otras nuevas desde este presente.

Soy feliz porque os amo a todos desde la abundancia de un corazón contento.

Confío en mi intuición profunda como brújula de mi camino.

Sonrío por cada momento pasado de mi vida en este Aquí y Ahora, que es el único que existe.

Abrazo la incertidumbre de lo que llegará mañana, haciendo hoy lo que siento que es prioritario sin presionarme por nada más.

Soy feliz, confío, sonrío, abrazo y siento que ya no me duelen porque ya ni siquiera las siento como necesidades. Este es el gran poder de la transmutación. Gracias alma…

Foto de Lucas Pezeta en Pexels

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