Curioso y no tan curioso que este sea el último capítulo de este libro vivencial, como todos mis libros, que escribo con tanto amor.
No hay nada que de más paz, al menos a mí, que poder entender, no ya el sentido de nuestra vida, sino el sentido de aquellos momentos que atravesamos que nos hacen vivir confusos.
Después de 23 años de camino consciente, ayer pude poner claridad en otra parte de mi sombra. Agradecer a Carmen de ‘Nuestro Camino Interior’, porque gracias a permitir poner voz en los comentarios de mi ‘yo quejosa’ que necesitaba expresarse, y a Tanit y Lorena de ‘La Era de la Intuición’ por su maravillosa meditación ‘Cambios sin freno’, que terminó de poner luz a mi caos interno; ayer fui consciente de que desde esa parte inconsciente todo mi trabajo interno estaba enfocado, no en el objetivo de tener ese amor propio que luego se expande al exterior, sino en aceptarme y amarme a mí misma con el objetivo de ser aceptada y amada por los demás; y no es que esté mal que los demás nos acepten y nos quieran que es maravilloso, es que hay un esfuerzo en conseguirlo que nos aleja del verdadero amor propio que además nos endurece y nos amarga. También me hice más consciente que nunca de que las obsesiones gritan dolores y miedos callados.
Había un miedo oculto a no poder alimentarme por mí misma, había un miedo oculto a estar siempre sucia, había un miedo oculto a no ser amada, había un miedo oculto a estar siempre sola; unos miedos tan arraigados a mi energía que solo pude ver en una regresión que hice después las clases de Carmen, que me conectaron con un bebé abandonado y con una niña huérfana que había que soltar.
Hay sucesos tan escondidos en el inconsciente que nos condicionan la vida…
Así que hoy puedo afirmar que no soy aquel bebé abandonado, ni aquella niña huérfana de otras vidas, hoy puedo afirmar que soy una mujer que se entrega cada día a la vida para salir adelante y valerse por sí misma, una mujer que se cuida profundamente para no guardar dentro esa basura emocional que huele mal, una mujer a quien le gusta la compañía pero que también disfruta de su soledad, una mujer que siempre busca el equilibrio entre el cielo y la tierra, una mujer líder de sí misma… una mujer llena de confianza que en lugar de reclamar amor, ama todo lo que puede porque amar es el sentimiento más bonito que se puede sentir para abrigar el corazón.
Foto de Olga Jiménez García
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral