Amar, creer, sentir, confiar, observar, descubrir, enfocar y ofrecer…
¿Qué decir de Bilbao? El silencio habla de lo que no se puede expresar con palabras y a su vez canta la belleza que responde mi pregunta. Naturaleza, arte, pasado, presente y futuro se fusionan en una ciudad incomparable y única que abre espacios interiores que te conectan con la magia que puedes respirar en ella.
Respiro, acaricio suavemente mi mano en la espera calmada para seguir escribiendo porque no sé qué más decir, aunque tal vez sea para volver a seguir sintiendo este silencio profundo que acompaña estas letras.
Poder dormir dos noches seguidas del tirón ya hablan mucho de cómo me siento, pero sobre todo de cómo se siente mi cuerpo, creo que no he dejado de sonreír desde que llegué a Bilbao el viernes…
Nunca antes había venido, creo que los miedos inconscientes incrustados nos hacen perdernos tantas cosas… doy gracias por liberarme de ellos… doy gracias a Bilbao por soltar muchos más en su abrazo.
Tu música y tu voz aún resuenan en mi interior acompañando este revelador silencio Dzeinija, también son magia; silenciar el movimiento del cuerpo nos ayuda a ver qué partes necesitan movimiento, y gracias a ti y a mis queridas Tere e Ivet de ‘El punto de vista del cuerpo’ he sido consciente de que justamente lo único que pedía mi cuerpo al silenciar el movimiento era sonreír.
Sonreír, sí sonreír… he sonreído y la calma corporal se ha hecho más presente, la he observado y en pocos instantes se ha instalado un miedo a no poder volver a sonreír que la ha saboteado, pero como dice Tere ‘a mayor percepción menor manipulación’, lo cual a mayor percepción menor autosaboteo, ese miedo estaba saboteando mi sonrisa interna claramente. He percibido la tensión por el miedo y la he soltado, la libertad se ha hecho presente y la sonrisa se ha deshecho de la rigidez que no le permitía Ser en completitud. Decir que observar cómo mi hija se saboteaba a sí misma anoche después de sentir una gran felicidad fue una gran toma de consciencia para llegar donde estoy llegando con esta reflexión.
Respiro… vuelvo al silencio y al recuerdo de todo lo visto, sentido y aprendido en el Museo Guggenheim, sin duda la genialidad va acompañada de percepción, silencio, observación y escucha.
Joan Miró, su espiritualidad unida a sus heridas de infancia y de guerra y su arte. Yayoi Kusama, sus traumas de infancia, sus alucinaciones, sus ataques de pánico y su arte, como bien dice ella misma «Mi arte es una expresión de mi vida, en particular de mi enfermedad mental». Percibir y atravesar la herida a través de la creatividad y transformarla sin duda es Arte.
El cuadro que más me hizo llorar fue el de Robert Motherwell, una pincelada de blanco sobre un fondo totalmente negro movió tanto la esperanza en mí que el brote de mis lágrimas fue inevitable, gracias por conmover mi alma Robert, sin duda lo que afirmabas al pintar tenía todo el sentido. Robert decía que había que pintar, no la cosa, sino el efecto que produce, él basaba su arte en el automatismo, estoy convencida de que se dejaba sentir y percibía las necesidades del mundo. Al final de su vida escribió «Mi vocabulario funciona como la poesía… no es una ilustración, sino una serie de explosiones, de fuegos artificiales o, por el contrario, una especie de silencio contenido».
La obra que más me hizo conectar con la alegría ‘Tulipanes’ de Jeff Koons, la ternura, la festividad y el colorido de la infancia se tornaron muy presentes con su magnífica obra.
Sin duda a mayor percepción, mayor sensibilidad, bendita sensibilidad.
¿Cómo definir Bilbao y las sensaciones vividas? Cualquier definición se quedaría corta… Eskerrik asko Bilbo maite zaitut.
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral