Cuántas veces he oído la palabra ansiedad y cuántas veces he pensado que excepto algunos días contados de mucho estrés en los que me faltaba el aire y me dolía el pecho con un dolor que daba miedo, yo no la sufría, y nada más lejos de la realidad, he vivido con ansiedad toda mi vida aún sin saberlo, cuando había dolor era en el momento en que la ansiedad ya pasaba a ser una crisis de ansiedad; hoy también veo que el insomnio crónico de todos estos años es otro síntoma de mi ansiedad.
¿Y qué es la ansiedad? para mí es una ‘no aceptación del momento presente’, la necesidad consciente o inconsciente de que lo que estás viviendo se termine unido a un sentimiento de miedo a vivir; por supuesto también creo que es la saturación del sistema nervioso al sentirnos amenazados como explica Shivagam ¿Pero porque digo toda la vida? porque el plano emocional no sabe de tiempo, como te dije, y si hay emociones atrapadas y seguimos viviendo de algún modo en ellas queremos salir de ahí, así de simple.
Estoy observando que siento mucho orgullo al escribir esto, aunque no se porqué, bueno sí, creo que el orgullo me ha ayudado a sobrevivir durante mucho tiempo aunque sea una negación del dolor como contempla la IE, tal vez si no me hubiese apoyado en el orgullo ya hubiese tirado la toalla, así que le doy las gracias pero le digo adiós, vivir constantemente en estado de orgullo es desgastador; llevo dos semanas haciendo un curso de Integración Emocional enfocado en la ansiedad y con todas las herramientas que estoy aprendiendo creo que no lo voy a necesitar más como muleta.
Realmente fui consciente de la ayuda del orgullo haciendo un ejercicio de observación del ciclo de la mujer con Marta Botica, a la cual le agradezco muchísimo el gran trabajo que está haciendo; me di cuenta de que los días que me sentía mal, ese estado repercutía en mi cuerpo y que los días que no tenía síntomas en mi cuerpo eran aquellos en los que mi estado emocional estaba asentado en el orgullo, fue muy revelador, pero no puedo vivir ahí, es un estado duro, seco y yo ahí pierdo la alegría de vivir, la dulzura, la ternura y veo que eso al final, al ser de forma sostenida, también está repercutiendo en mi cuerpo, estoy segura de que tiene mucho que ver con mi hipertensión, con mi hiperinsulinemia y con mis problemas de glucosa.
Curioso, he terminado de escribir lo último sintiendo que mi orgullo se rendía y que la tristeza me invadía, pero siento una paz dulce al tiempo.
Respiro, habito, siento, observo… muchas gracias Shivagam.
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Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral