Las 5.55 a.m. curiosa hora, hora de cambios y crecimiento consciente.
Me he despertado con una sensación agridulce recordando a mis amores, llevo desde el viernes sintiendo un peso de soledad infinita y un tanto amarga.
Ellos han sido mis once maestros en este camino consciente hacia el amor propio. Hoy a mis 54 años y con casi 30 kilos de más me siento un fracaso en el amor y víctima de mí misma y tal vez deba mirarlo desde otro prisma.
Amar desde el corazón planta semillas que con el tiempo germinan y está es mi historia como jardinera; decir que han sido relaciones duraderas en el tiempo, aunque hayan sido intermitentes, decir que todos eran niños muy traumados como mi niña interna, decir que se que a pesar de que eran hombres no disponibles emocionalmente, algo que siempre supe, por eso no me siento víctima de ellos, me dieron lo mejor de sí mismos aunque a mi parte terrena no le alcanzase.
Me alegro de que pasases de ser ese nini, que apenas salía de casa después del abandono de tus padres, a completar tus estudios y tener trabajo; me alegro de que lograses tener esa familia que tanto deseabas cuando en tu casa siempre te sentiste invisible; me alegro de que pasases de ser siempre segundo en los campeonatos, igual como te sentías en relación a tu padre cuando te abandonó y tuvo otro hijo, a ganarlos después de decirte que para mí eras el primero; me alegro de que montases tu propia empresa después de estar juntos y animarte siempre a hacerlo; me alegro de que ese niño que me contaste, al que su madre pegaba desde muy pequeño y que se veía un chico feo, hoy sea un hombre exitoso tanto en el trabajo como con las mujeres; me alegro de que lograses desprenderte de la necesidad de cuidar a tus padres y hermanos, después de llevar haciéndolo desde los 15 años cuando tu madre enfermó, y aunque hoy sigas siendo su apoyo lograses independizarte; me alegro de que estés descubriéndote en ese despertar espiritual que anhelabas en tu deseo de mejora continúa como persona; me alegro mucho de animarte a creer en ti mismo y que consiguieses ese puesto de funcionario que tanto deseabas y no creías poder lograr porque siempre te lo dieron todo hecho y le cortaron las alas a tu iniciativa; me alegro de que hayas logrado soltar esa relación de dependencia con aquella chica y que por fin te ames más; me alegro de que hoy te sientas más fuerte en ti mismo después de ser un niño tan sobreprotegido por tu madre y un adolescente que se sentía muy inferior a su padre; me alegro de que por fin te decidieses a ser padre con tu pareja y dejases de buscar en las mujeres madres, padres y hermanos que alimentasen a ese niño incomprendido que no quería crecer.
Once Maestros que a pesar de los años y los daños me ayudaron a amarme a mí misma después de amarlos a ellos con toda el alma… Sí, sin duda comienzo a verlo todo desde otra perspectiva, tener capacidad de amar y ofrecerla más que un fracaso es un regalo para el corazón, pero también se que me vendrá bien leer el libro ‘Las mujeres que aman demasiado’ de Robin Norwood. Muchas gracias a todos por lo vivido y crecido.
Foto de Olga Jiménez García
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral