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CUANTO POR APRENDER, CUANTO POR RECORDAR… (CAP. 6)

Silo dijo una vez que llegaría un momento en que, como hombres, en el planeta habría dos especies, una que evolucionaría y otra que involucionaría, solo en nosotros está la decisión. ‘El plan de tu alma’ nos cuenta que el alma planifica el fin más elevado y evolutivo para nuestra estancia en la tierra, pero también que la personalidad tiene libre albedrío y no siempre lo consigue, de nosotros depende que camino tomar.
Estos días ha sucedido algo que tristemente lo demuestra, René Robert fue un reconocido fotógrafo franco-suizo, sobre todo por captar la esencia del Arte Flamenco, está semana ha muerto, a sus 84 años, por congelación en la calle. Se cayó mientras daba un paseo y estuvo seis horas en el suelo hasta que un indigente llamó a urgencias, pero ya era tarde.

Manu Gutiérrez en as.com nos lo cuenta, te dejo un extracto: 
 «Lo increíble de la historia, a la par que triste y lamentable, fue que allí permaneció hasta las 6:30 de la mañana: ‘Asesinado por la indiferencia. Esta noche a las 19:20 en France Info TV mi homenaje a René Robert, que murió solo en una concurrida calle de la capital sin que nadie se detuviera a socorrerlo… Este trágico y repugnante final de vida nos enseña sobre nosotros mismos’, ha escrito Michel Mompontent (amigo fiel de René) sobre el suceso.
Y es que por muy ficticio que parezca, solo un indigente se percató de que René Robert estaba inconsciente en plena calle, lo cual motivó su llamada a las emergencias, que corroboraron un estado extremadamente grave, con una hipotermia severa y un inminente traslado a urgencias para finalmente comunicar su fallecimiento. El propio periodista reflexionó más tarde y señaló que ‘me gustaría conocer al vagabundo que, a las 6 de la mañana, fue el único ser humano que pidió ayuda’.»

Las palabras de mi querida amiga explican a la perfección, mejor de lo que podría explicarlo yo, lo que siento en este momento; y por supuesto el hecho no es grave porque René fuese famoso, sería un acto terrible fuese quien fuese la víctima de esa cruel indiferencia, pero su conocida trayectoria profesional hace que la noticia tenga más eco. Sin ir más lejos hace unos meses me caí, fue una caída importante, salí volando literalmente y me quedé un rato en el suelo sin poder levantarme, me destrocé la rodilla; era una zona sin tránsito pero una mujer me vio porque estaba parada con su coche frente a mi, ni siquiera bajó la ventanilla al pasar para preguntarme cómo estaba. En aquel momento pensé que su indiferencia era horrorosa a pesar de que tal vez yo estuviese vibrando en un estado interno de desamparo por lo que estaba trabajando, lo intenté justificar pero sí tuve juicio y me lo permití, lo reconozco; con René lo veo aún más claro, nada justifica la indiferencia para socorrer a otro ser humano.

«Para reflexionar, ¿qué nos está pasando como humanidad? mascarillas que se convierten en máscaras, temores multiplicados por los medios de comunicación y los estados, indiferencia que permite el abuso y amordaza la libertad… hombres no auxiliados, no vistos, por una muchedumbre de individuos aquejados del peor virus: egocentrismo, imposibilidad de ver al otro como ser con mis mismos derechos, incluida la vida.» Carmen Cano

¿Dónde quedan lo verdaderamente humano y la empatía? Esto me trae un recuerdo sobre la empatía más pura que todavía me emociona, es de cuando mi hijo tenía tres añitos; una vez salimos a comprar y vio a una anciana con un bastón y fue corriendo a ayudarla, otro día estando en el parque vio a otra ancianita con dos bastones y de nuevo salió corriendo a socorrerla para bajar un escalón…

Cuanto por aprender, cuanto por recordar…

Foto de Muhammad Rayhan Haripriatna en Pexels

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