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LA NOCHE OSCURA DEL ALMA (CAP. 24)

He oído hablar mucho de la noche oscura del alma, he pasado por más de una, pero creo que hoy siento exactamente lo que es, hoy he podido ver con claridad a pesar de la ceguera.

Ayer me sentí en una jaula, como en una cárcel, en el abismo, en un lugar profundo del infierno, en un sinsentido total; no entender porqué vives lo que vives no es fácil, sentirte títere, marioneta al son de los demás no es fácil, te apagas cuando pierdes el control absoluto de tu vida, te quedas a oscuras cuando estás sumergido en un río que se desborda por la presión de la corriente.

En mi meditación diaria he hecho un barrido por mis planos y estás son mis observaciones.
Plano mental: Caótico.
Plano emocional: Saturado hasta decir basta.
Plano energético: Desgastado.
Plano físico: Tensionado.
Plano del alma: Apagado, desconectado, sin respuesta.
Plano animal: Desaparecido, agazapado en la sombra.
Corazón: Al límite del sufrimiento.
Sistema nervioso: Al límite del colapso.

Ahora me pregunto ¿qué me ha traído hasta aquí y como salgo de esta?
Ser consciente me ha ayudado a ver, a sentir que el control externo nos aplasta y la luz se torna oscuridad.
Cuando te ves arrastrado por las personas, cuando te asfixian las circunstancias, cuando sientes que nada es como te gustaría y que tu voluntad no cuenta, cuando tu voz está en off, la oscuridad se cierne sobre tí, el humor y el amor se esfuman, y aunque no seas del todo consciente, empiezas a estar muerto en vida y desconectado de tu alma.

Ser consciente de la noche oscura del alma no es grato, pero me ayuda a comprender con todo el amor de mi corazón… que aún respira con una sonrisa en lo más profundo, sostenido por mi alma que eligió vivir este momento aunque yo no pueda sentirla… cuándo nos dormimos; me ayuda a entender como un niño tierno, dulce e inocente, pasa a ser un adolescente incomprendido que finalmente puede transformarse en un adulto frío e insensible capaz de cometer actos atroces de destrucción y/o autodestrucción, dependiendo de lo que sumemos a ese control externo; si al control le sumamos humillación, traición, abuso, culpa, crueldad y más, el cocktail puede ser mucho peor que el frío y la insensibilidad que yo siento en este momento.

Y salir no sé cómo saldré, pero solo darle sentido a lo vivido, escribir, inspirar profundo y soltar un suspiro me ha aliviado y me ha vuelto a conectar con mi alma y a sentirme en casa. ¡Que bueno es poder darle al interruptor de la luz!


Me pregunto que me ha salvado… la mirada, el maestro interno y la calma es la respuesta que me llega.

Foto de Rok Romih en Pexels

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