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DESEOS FRUSTRADOS (CAP. 24)

Ansiedad, curso intensivo y acelerado para conocerla y comprenderla, para saber gestionarla, y para integrarla y liberarte de ella, intensito jeje, estoy agotada por no decir reventada.

Son las 4.35 a.m. y me ha despertado como practicamente cada noche desde hace años con la respiración acortada, cierro los ojos porque aunque mi querida ansiedad me escupa del sueño estoy medio dormida.

Ansiedad viene de ansía y sí, es la peor consecuencia de los deseos no cumplidos que se enquistan en nuestro cuerpo, sí sí los deseos o aquello que creemos necesitar y no tenemos también duelen, doy fe de ello, lo que me va a costar es explicarlo, porque Shivagam me enseña pero luego contar la experiencia es otra cosa.

Si de niña o de adolescente sentí que no podía expresar mi sentir hay una herida que necesita ser sanada, pero también hay que soltar el dolor del deseo de expresión.

Si de niña o de adolescente sentí que no le gustaba a ningún niño también hay una herida y dolor por el deseo de querer gustarle a alguien.

Si sentí que fui ignorada más de lo mismo, también hay dolor por el deseo de atención no solo por la herida.

Tal vez sea algo complejo pero cuando lo trabajas 24/07 te aseguro que lo entiendes sí o también, o eso o te da un chungo, no queda otra jaja.

El caso es que los deseos no cumplidos los convertimos en necesidades, y como dice Shivagam una necesidad es real cuando nos sirve para sobrevivir, así que hay muchas necesidades creadas desde los deseos frustrados que no afectan a nuestra supervivencia aunque creamos que sí, y todos ellos son la fuente de nuestra ansiedad, porque con el paso del tiempo y la repetición transformamos esas supuestas necesidades en ansiedad, que es simplemente la manifestación del miedo en el cuerpo.

Nuestro cerebro reptiliano aboga por nuestra supervivencia, es lo único que le importa, es animal no racional, y si hay algo que toma como una necesidad para sobrevivir apaga el resto del cerebro y solo actúa desde la supervivencia que es su prioridad.

Así que si por ejemplo yo de niña generé la necesidad de ser abrazada desde la herida de carencia de abrazo y protección y fijé en mi cerebro reptiliano la creencia de que sin ese abrazo moriría, cada vez que lo obtenga de alguien desenchufaré mi cerebro racional y trataré de quedarme en esos brazos que me salvan aunque esa persona no me convenga en absoluto, a su vez haré lo posible por mantenerla en mi vida complaciéndola incluso llegando al extremo con tal de que no se vaya.

Es importante enfrentarnos a esos deseos enquistados que se convirtieron en necesidades porque su dolor es menos doloroso que todas sus consecuencias condicionantes; de nada sirve sanar nuestras heridas y traumas más profundos si no nos deshacemos también de toda la ansiedad que generaron en nuestro cuerpo y que nos mantiene sumergidos en un bucle de malestar a todos los niveles.

Respiro, habito, siento, observo… gracias maestro.

Ah, una cosa más, ahora también entiendo el miedo a morir y el «me quiero morir» más de cerca; el miedo a morir se genera en ese cerebro reptiliano lleno de necesidades confusas e irracionales, el «me quiero morir» me da a mí que es cuando las necesidades se mezclan con culpa, cuando la ansiedad se hace insoportable o cuando se nos satura en exceso el sistema nervioso, pero eso lo dejo para otro momento porque no lo veo con claridad.

Foto de Cottonbro Studio en Pexels

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