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DESESPERANZA APRENDIDA (CAP. 11)

Dicen sabiamente que cuando hay momentos de excesiva confusión interna podemos entregar nuestro sentir a nuestro yo superior, es importante aceptar que estamos confusos, que nuestra relación con el otro es difusa, que no somos capaces de encontrar una salida, que el océano interior se desborda y nos ahoga en exceso.

Cuando tú has hecho todo lo que estaba en tu mano para estar bien pero tus circunstancias externas son difíciles de lidiar y ya no puedes poner más de tu parte, o no sabes cómo hacerlo, para llegar a un equilibrio desde el amor propio, pero sin dañar a nadie, en lugar de quedarte en la impotencia y la frustración que pueden conducirte a la amargura, al reproche y a actitudes tóxicas que te alejan de tu paz y de ti mismo, puedes rendirte, entregar y agradecer ese momento para que todo se recoloque desde otro lugar, desde la profundidad del alma que es mucho más grande que tú.

La rendición y la gratitud son las llaves de un Ego funcional que abraza la humildad de lo humano y se entrega a la verdad de la esencia para no perder la serenidad, la alegría y sus valores intrínsecos. Tristemente nuestro niño, nuestro adolescente, pudieron vivir situaciones tan confusas que se quedaron grabadas y generaron una ‘desesperanza aprendida’, que se ha ido repitiendo y proyectando en los demás, a lo largo de la vida; ser fuerte y tener fe es la manera de superarla, pero la humildad es clave en esta historia.

Foto de Samir Jammal en Pexels

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