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PRIVACIÓN, FRUSTRACIÓN Y CASTRACIÓN (CAP. 2)

Me costaba entender lo que muchas veces nos ha dicho Shivagam en las clases de integración emocional de que la tristeza y la rabia no son emociones sino reacciones; hace ya bastante tiempo pude sentir que efectivamente la rabia es una reacción, hasta hoy no había podido ver qué la tristeza también lo es; lo creía, pero sin duda nada como sentirlo, como dicen: la experiencia es un grado.

Ver un Tik Tok en el que Gabriel Rolón, psicólogo y psicoanalista argentino, habla de que las faltas que siempre tendremos son la privación, la frustración y la castración, ha sido clave para poder ver todo esto.

Admito que fui una niña triste, hay experiencias que te pueden llevar a serlo, igual que otras pueden llevarte a ser un adolescente enfadado, y si en una parte de nosotros podemos no crecer y vivir estancados en ese niño o en ese adolescente, o en ambos, la tristeza y la rabia pueden solaparse la una a la otra; debajo de la rabia del adolescente puede haber un niño triste y debajo de la tristeza puede haber un adolescente enfadado.

Algo que tienen en común el niño triste y el adolescente enfadado es que inconscientemente ambos se sienten privados, frustrados y castrados, y sentir esto emocional y repetitivamente puede hacer que tristeza y rabia se alternen en la edad adulta, y repetir a lo largo de la vida relaciones que te hagan sentir esas tres cosas, una y otra vez, es desolador; además para mí es la raíz de los apegos insanos, la persona cuyo niño interior triste llora, que generalmente serán las mujeres, básicamente porque no podían expresar su rabia socialmente, desarrollará un apego dependiente; la persona cuyo adolescente interior grité fuerte desarrollará un apego evitativo y generalmente son los hombres, básicamente porque se les reprimía la tristeza.

Las personas que se enfrentan a sí mismas para autoconocerse, autosanarse y autoliberarse, posiblemente desarrollen un apego desorganizado que incluye ambos apegos, como me ha pasado a mí, y ser consciente de esto me ayuda a ser consciente a su vez de porqué el camino consciente es tan solitario; poder ver hoy esta revelación tan profunda alivia mi corazón y mi mente, porque hoy puedo entenderlo con total claridad.

¿Porqué se desarrolla un apego desorganizado? La persona que se adentra y lleva de un modo más consciente al niño triste y lo sana y crece, en el proceso puede pasar después por el adolescente enfadado que lleva reprimido en su interior, y la persona que es más rebelde y desarrolla un adolescente enfadado y profundiza en sí mismo, posiblemente tope con su niño triste al final porque también está reprimido dentro de sí.

Por supuesto sin hacer trabajo interno también podemos crecer con un apego desorganizado si en nuestro inconsciente habitan un niño triste y un adolescente enfadado, la diferencia con la persona consciente es que esta última intentará evitar la incoherencia en la relación con los demás en el proceso de transformación interna, lo cual paradójicamente lo puede conducir a la autoprivación, autofrustración y autocastración.

La conclusión es que muchas veces las personas que llevan años trabajándose a sí mismas pueden preguntarse porqué se sienten tan solas, la respuesta es que volverán al problema origen y sentirse privados, castrados y frustrados será la razón, esos tres estados juntos generaron un dolor muy profundo que necesita ser visto y abrazado.

¿Y como se soluciona ese dolor? Para mí la sensación de falta de protección y/o autoestima en el niño y la sensación de falta de comprensión y/o respeto en el adolescente será lo que desencadene el origen del sufrimiento y lo que lo lleve de un apego seguro a un apego disfuncional, así que trabajar en uno mismo y lograr alcanzar un apego seguro, creciendo de forma funcional, será fundamental para salir del sufrimiento y llegar a un equilibrio interno.

¿Y como alcanzamos un apego seguro? Con una atención, cariño y compasión ante las faltas de ese niño y ese adolescente que genere un vínculo emocional de confianza en nosotros mismos, lo que a su vez nos ayudará a poder confiar en los demás.

Ya entendía que muchas veces pudiesen convivir en nosotros el niño y el adolescente heridos con el adulto que somos, lo cual podía generar incoherencia y contradicción interna, hoy puedo comprenderlo con mayor alcance y profundidad.

Foto de Felix en Pexels

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