Hoy he visto con total claridad algo sumamente importante, al menos para mí, otra cosa es que sepa ponerlo en palabras.
Cada vez más se habla de un despertar espiritual generalizado, de personas que se rompen en pedazos para volver a construirse y de que todos tenemos que pasar por ese proceso, cuando bajo mi punto de vista no tiene porqué ser así o exactamente así, aunque a nivel general la sociedad también necesita reestructuración a muchos niveles, pero eso ya es otra historia.
El despertar es un despertar de consciencia, una apertura al inconsciente, si no hay traumas no hay memoria en el subconsciente, ni talentos guardados en el supraconsciente que no se han podido desarrollar a causa de dichos traumas. Cada experiencia es un mundo porque cada persona es un mundo, así como cada generación es distinta.
Las personas que están o estamos, me incluyo, experimentando un despertar más abrupto tal vez seamos las más rotas por un lado pero las que también recibimos amor por otro, niños que de algún modo vivimos caos y confusión, pero que gracias al amor recibido tenemos la oportunidad de sanar y liberarnos de nuestros condicionamientos internos, oportunidad que generaciones anteriores no han tenido.
Los jóvenes nacen con una energía más depurada, la evolución se va impregnando en el alma vida tras vida y generación tras generación. Para mí la gran herida de las nuevas generaciones es la sobreprotección. Hoy día cada vez hay más problemas de conducta, de actitud, incluso de salud mental en adolescentes, ni hablemos de suicidios, pero es que las nuevas generaciones, además de nacer con una energía mas elevada, al recibir más afectos y sentirse más apoyados y protegidos de niños por lo general, ya no tienen tanto miedo, ya no guardan tanto, ya no reprimen y se permiten expresar, también nos encontramos con que muchos de esos niños ven limitada su autonomía y su desarrollo, generalmente a causa de una sobreprotección debida a las heridas de los padres, algo que unido, por otro lado, a qué muchas veces se les permite todo o se les da todo, sin tener en cuenta los valores que hemos ido forjando, les puede conducir a una adolescencia un tanto libertina que deriva en incomprensión, algo que a su vez les puede llevar a rebelarse y por consecuencia a sentirse perdidos interiormente, mermando su autoestima y alejándolos de sí mismos.
La generación mariposa, como siempre digo, somos personas que venimos a transformarnos, nos toca sanar y liberarnos de muchos condicionamientos adquiridos, nos toca crecer, nuestros hijos e hijas no necesitan transformarse, simplemente necesitan que seamos libres y maduros para poder ser el buen ejemplo que guíe su crecimiento y que les permita Ser y desarrollar todo el potencial que traen de la mano.
Hoy justamente he leído algo, de autor desconocido, que resuena con todo esto: «Sanar es tan difícil porque es una batalla constante entre tu niño interior que está asustado y solo quiere seguridad, tu adolescente interior enfadado que solo quiere justicia, y tú yo actual cansado que solo quiere paz»
Es muy difícil educar y sostener a nuestros hijos desde un niño herido no sanado y un adolescente que no ha crecido aún…
Foto de Pixabay
Fisionaturopatía y Fisioestética
Terapia holística ‘Análisis Quantum’
Terapeuta, Profesora y Entrenadora de Integración Emocional
Conciencia y consciencia
Filosofía Experiencial
Investigadora y Escritora del Ser Integral